sábado, 29 de octubre de 2016

UN CAMINO A SEGUIR



A veces me pregunto si hay personas que tienen una visión clara de su futuro, porque este no  fue mi caso, estudié algunas carreras antes de Agronomía, carrera a la que mis padres no veían con buena cara, opté por ella por cosas que había leído sobre un futuro incierto para la raza humana y la opción era volver a la naturaleza y cultivar tu comida, muchas veces en el trayecto me pregunté si había hecho la elección correcta, hasta que un día una tía me dijo: si ya lo iniciaste, termínalo… buen punto, así lo hice.
Ahora que lo pienso, me parece que fue mi alma la que me guio hasta ese punto, porque conocía mi amor por la naturaleza y sabía que esa era mi esencia, la vida natural, tengo mis mejores recuerdos en la hacienda de mi tío y en las casas donde tuve contacto con la naturaleza, mi madre en particular, llenaba cualquier espacio con plantas lo cual ahora veo, fue parte de mi elección por el diseño de jardines,  el trabajo como agrónoma me permitió vivir lo intemporal de la naturaleza, dándome cuenta lo mucho que me gustaba, y como estos ambientes me llenaban de paz, buena salud y felicidad.
Pero siempre fue mi intensión estudiar diseño de parques y jardines, porque sentía que tenía que llevar esas sensaciones a los hogares y corazones de la gente, que aunque muchos se dicen no gustar de las plantas y la naturaleza, cuando están en contacto con ella su “gusto” cambia y aceptan lo que generosamente nos brindan las plantas, sus colores, aromas y texturas. He vivido estas experiencias y me gusta ese cambio de la gente ante su contacto con lo natural, me parece que un jardín es la mejor terapia, para niños, adultos y las mascotas del hogar, porque nuestra alma siempre aceptará el llamado hacia la naturaleza que es nuestra esencia.

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